Los bebés prefieren oír a otros bebés
Diana Martínez
En un estudio de la Universidad de McGill (Montreal, Canadá) realizado en 2015, un equipo de investigadores ha descubierto que los bebés de 6 meses de edad están más interesados en escuchar sonidos que emiten otros bebés que los que producen los adultos, aunque todavía no lleguen ni siquiera a balbucear.
El experimento apunta que escuchar a otros bebés ayuda a los niños de 6 meses a acostumbrarse a su propia y futura habla.
Este hallazgo resulta importante pues esta atracción por los sonidos emitidos por otros bebés puede ayudar a impulsar el proceso de aprendizaje del lenguaje oral. Asimismo, resulta crucial para ofrecer nuevos apoyos a bebés con dificultades auditivas y lingüísticas.
La investigación acerca a los investigadores a la comprensión de la compleja interacción entre la producción del habla en los niños pequeños y la percepción de la misma.
Los experimentos
Las pruebas tuvieron lugar mediante la repetición de sonidos vocales que imitaba una mujer adulta alternándose con un bebé. Durante la medición del tiempo que mantenían la atención los bebés ante los dos diferentes estímulos, descubrieron la evidente preferencia por los sonidos del otro bebé.
Fuente: Canal Youtube Universidad McGill
En promedio, los bebés escucharon los sonidos del otro bebé un 40% más que las vocales de la mujer adulta. Los sonidos no les parecen más interesantes por resultarles familiares a los bebés sujetos del estudio, ya que éstos ni siquiera balbuceaban, por lo cual no tenían una experiencia recurrente de escucha de los sonidos que se les presentaban.
Al oír el sonido de otro bebé, los niños sonreían o movían la boca, en cambio, al oír a la mujer adulta, se mostraban más neutros y pasivos.
Descubriendo su propia voz
Los padres, madres y otras personas cuidadoras de los bebés a menudo intuyen estas conclusiones y utilizan un tono de voz agudo con los bebés, con el fin de prepararles para percibir su propia voz, comenta Linda Polka, de la Escuela de Trastornos de la Comunicación de McGill y autora principal del estudio, en la nota de prensa de la universidad.
“Como adultos, usamos el lenguaje para comunicarnos. Pero cuando un niño pequeño comienza a hacer los sonidos del habla, a menudo tiene más que ver con la exploración que con la comunicación… De hecho los bebés normalmente vocalizan cuando están solos, sin ningún tipo de interacción o contacto visual con los demás “, apunta Polka.
El aprendizaje del habla requiere mucho tiempo de movimientos de la boca y las cuerdas vocales y la comprensión del tipo de sonidos que son capaces de emitir. Parece que los bebés necesitan, literalmente, encontrar su propia voz.
Diana Martínez es Trabajadora Social