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Hablemos sobre Anorexia Nerviosa

Raquel Suárez Ramos

 

            La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza  por una diversidad de cambios fisiológicos, conductuales y psicológicos en la persona. Los síntomas y signos de esta terrible enfermedad suelen ser los siguientes: las personas con anorexia pueden llegar a extremos insospechados con el objeto de perder peso. Empiezan por reducir drásticamente la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos y grasas y hacen ejercicio de forma incesante: correr, nadar, bailar, etc. Aún a  pesar de la pérdida de peso, suelen ser personas hiperactivas. En muchos de los casos tienen un consumo excesivo de laxantes. Sus conductas respecto a la alimentación suelen ser peculiares o extrañas, pueden almacenar cantidades de comida u ocultarlas por toda la casa , muchas de las veces se alimentan de infusiones, pese a la pérdida masiva de peso ellos siguen  percibiéndose obesos. Esto nos muestra la percepción distorsionada que tienen de su cuerpo.

            Los síntomas físicos más habituales suelen ser intolerancia al frío, mareos, estreñimiento, atrofia de las mamas. A nivel psicológico suelen ser personas con mucha inseguridad en las relaciones interpersonales, un gran perfeccionismo en toda aquello que emprenden, confusión de la identidad, tendencia a la culpabilidad, sentimiento subyacente de baja autoestima, competitividad, envidia, alta responsabilidad. A estos se les suma el malestar emocional, muchas de las veces producido por conflictos familiares no resueltos. Tienen una percepción errónea a nivel corporal y una grave percepción de la realidad sobre este área que se encuentra totalmente distorsionada.

            Este tipo de enfermedad tiene comorbiidad con otras patologías, tales como los trastornos del  ánimo, concretamente depresión mayor en un 66% y trastornos de ansiedad en un 33%. En general las personas que sufren este trastorno pueden desarrollar a lo largo de su vida un trastorno afectivo. Los pacientes con anorexia nerviosa tienen riesgo de poder desarrollar un  trastorno de la personalidad y de poder adquirir a lo largo de su vida adicciones al alcohol, anfetaminas y otras sustancias; así como cleptomanía y Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

            Esta enfermedad en EE UU suponía en 2012 la tercera enfermedad crónica más frecuente entre mujeres adolescentes, después de la obesidad y el asma. Es importante señalar que la letalidad de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) es la más alta entre las detectadas por trastornos psiquiátricos y que, en España, los estudios realizados en 2012 coincidían en señalar una tasa de prevalencia de TCA en población adolescente de alrededor del 4%.

            Las consecuencias de esta enfermedad afectan no solo en la pérdida de peso, sino también a nivel fisiológico u orgánico, con múltiples complicaciones médicas a nivel hematológico. Suelen presentar anemias que desaparecen tras las reanudaciones de la alimentación normal. A nivel renal la capacidad de secreción es menor, desde el punto de vista gastrointestinal tienen una disminución de la motilidad gástrica, pudiendo observarse altas concentraciones de enzimas hepáticas. Además, se dan complicaciones neurológicas, que a nivel de exploración física no se suelen detectar, pero cuando se evalúan imágenes de resonancia magnética cerebral  en pacientes anoréxicos, sobre todo en adolescentes, se percibe un aumento del liquido cefalorraquídeo y menor volumen de la sustancia gris, lo que indica que la anorexia nerviosa puede dar lugar a efectos permanentes sobre el cerebro. En el área endocrina nos encontramos que la característica general en pacientes adolescentes mujeres es la amenorrea, es decir la ausencia de la menstruación, por  un periodo no inferior a seis meses. Puede existir  problemas con las glándulas tiroideas y las glándulas suprarrenales, la hormona del crecimiento en muchos de los casos está afectada. A nivel esquelético existe una disminución de la densidad ósea, las mujeres que inician este trastorno en la adolescencia tienen mayor riesgo de osteosporosis en la edad adulta.

            Las alteraciones cognitivas como la  disminución de la atención, la concentración y la memoria así como el razonamiento obsesivo por la comida se deben en gran parte por la ausencia de nutrientes en el organismo. Los grupos de población con mayor probabilidad de presentar riesgo de anorexia a consecuencia del entorno laboral son las modelos, bailarinas, gimnastas y patinadoras sobre hielo. La prevalencia de la Anorexia Nerviosa es mayor entre mujeres que hombres y la edad de inicio puede ser a partir de los 10 años, teniendo el máximo auge en la adolescencia.

            El tratamiento que requiere tal enfermedad suele ser farmacológico y psicológico simultáneamente, ya que muchos casos requieren hospitalización para recuperar al paciente, en casos graves y sin tratamiento puede llegar al fallecimiento, con un pronóstico de mortalidad de un 22% y en casos crónicos el suicidio puede originarse entre un 2% y un 5%.

            Merece la pena, por tanto, prestar atención a esta enfermedad y conocer sus riesgos con el fin de prevenirla en la medida de lo posible en los entornos en los que participan nuestros hijos e hijas.

Raquel Suárez es Psicóloga en CAIS